Tenía que volver a ver la estatua, tenía que buscarla en el pasillo olvidado donde permanecía inmóvil, olvidada... e intacta. La joven sacerdotisa elfa no pudo resistirse por más tiempo a sus pensamientos lascivos y alargó una mano para acariciar la estatua tan íntimamente. ¿Pero qué es esto? De repente, el golem cobra una vida pétrea y rígida, ¡justo en su mano! Lo que sucede a continuación es sexy, salvaje y muy satisfactorio para una joven elfa mágica en busca de nuevas aventuras.