Marilyn Monroe se lo buscó. En serio, ¿beber toda la noche en un pub de Londres y llevar encima sólo dólares estadounidenses? Era hora de pagar, y estaba jodida. Literalmente. Resultó ser una situación en la que todos ganaban. A ella le encantaban las enormes pollas negras, y al camarero de la enorme polla negra le encantaba mirar su apretado culo blanco toda la noche. ¡Todo el mundo estaba contento!